Contraté a través de Booking a partir de las fotos, ya que son un buen filtro. Sin embargo, las fotos de habitaciones renovadas y nuevas no tenían nada que ver con la habitación que me dieron, que olía a viejo y tenía unas maderas de los años 70. La habitación y el pasillo olían a un intenso olor a barniz y la habitación daba a unas vistas al metro elevado de Dublín. Las ventanas eran viejas y con mala insonorización, por lo que hasta las 12 de la noche era difícil dormir por el ruido del metro, que empezaba de nuevo a las 6. Nada más hacer check in y ver la habitación se lo dije a la chica de recepción, que no hizo nada. Me dijo que hablaría con el manager y no me avisó de nada durante la estancia de los 3 días (por cierto, luego tuve otra petición con otra chica de recepción, quedó en llamarme comprobando mi teléfono y nunca lo hizo) El desayuno, que tenía buenas opiniones, realmente decepcionante: bollería insípida (no es que pida mucho, la de Mercadona le da 100 vueltas y no es nada del otro mundo); los huevos en lugar de fritos, cocidos al horno, totalmente solidificados; No tienen leche que no sea entera; No hay cacao en polvo para niños; Los muffins son magdalenas de batalla pequeñitas; Y los panes, que suele ser en Irlanda y Reino Unido algo muy bien trabajado, la chica las sacaba de la bolsa de marca blanca del supermercado... La ubicación es muy buena, con lo que aquí sí que coincido con muchas opiniones. Y la decoración del hall está muy bien. Pero dicho esto, la relación calidad-precio me ha parecido bastante baja. En España este hotel lucharía por tener 3 estrellas
Fantástico
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