Usuario invitado
26 de mayo de 2022
Es un hotel pequeño, tipo b&B, con pocas habitaciones, 6 o 7. El personal es muy amable y las instalaciones están muy cuidadas. El desayuno se sirve en la pastelería que tienen enfrente, que tiene una terraza sobre el rio Támega impresionante. Una vez allí, dan ganas de hacer durar el desayuno hasta el mediodía. El menú del desayuno no es muy variado, pero es de buena calidad. Como única pega, la habitación que nos dieron era un poco pequeña para dos personas, casi no había sitio para dejar las maletas, Por lo demás, cama muy cómoda y cuarto de baño cómodo, con una ducha grande. Está situado en el centro de Amarante, por lo que no se puede aparcar en el hotel. Se puede llegar en coche a la puerta para descargar, y unos 300 metros más adelante hay un parking público y gratuito donde se aparca sin problemas. El edificio no tiene ascensor, por lo que no es apto para personas con movilidad reducida. De todo ello te avisan desde el hotel cuando haces la reserva, por lo que no hay sorpresas.