Mar de Fulles Hotel(Albergue Mar de Fulles)

Hemos sido huéspedes en Mar de Fulles durante dos noches en diciembre. La calefaccion del hotel muy deficiente tanto en las habitaciones como en el propio hotel. Hemos tenido que llevar un plumas todo el rato para no congelarnos a pesar de habernos quejado a recepción.

El sitio es increíble. Tan tranquilo y silencioso que oyes tú respiración. Te bajan las pulsaciones. Y el restaurante es un sueño. Han cambiado el cocinero y salmón con mango y jengibre es el cielo. La piscina es muy muy agradable y las habitaciones perfectas.

Si estáis pensando en ir: NO VAYÁIS. Vimos algunas reseñas negativas y aún así decidimos darles una oportunidad. Una de las noches de nuestra estancia la pasamos desde las 18:00 de la tarde hasta el día siguiente SIN AGUA CORRIENTE en nuestra habitación; sin poder ducharte, lavarte la cara, los dientes, etc. En pleno JULIO. Además, el aire acondicionado no funcionaba y la habitación estaba totalmente caliente. Pero ni una ducha para refrescarte podías darte. Por no hablar de la cisterna del váter sin agua. UNA VERGÜENZA. Nos fuimos a dormir sin una solución, pues sin cobertura, un número de emergencia al que poder llamar y todo el hotel SIN UNA SOLA LUZ, nadie había para atenderte. Al día siguiente un grupo multitudinario (40 personas aprox.) hicieron una actividad en el césped que teníamos enfrente de las habitaciones. Desde las 08:30/09:00 de la mañana, provocando un ruido que no dejaba descansar a nadie. ¿Un lugar que se vende como desconexión en la naturaleza, se pone a ofrecer sus instalaciones a grupos numerosos? No podías salir a leer, a desconectar, o simplemente dormir hasta la hora que te dé la gana. Nadie nos aviso de que esto iba a ocurrir. ¿No podíais haberlo hecho a partir de las 12 de la mañana? ¿O en otro lugar que no fuera a 2 metros de las habitaciones? Cuando al irnos, pedimos hablar con un responsable, resulta que no hay nadie con el que podamos comunicar nuestro malestar. Si un huésped se da cuenta de la falta de organización interna, falta de protocolo, y falta de una persona que de la cara en estas situaciones... Desde luego que algo no estáis haciendo bien. Es una pena, porque de dos días que queríamos ir en pareja a desconectar, salimos con un descontento monumental porque sentimos que se han reído en nuestra cara. Este lugar no es un retiro para relajarte, quizás el día que vayáis hayan unas jornadas de coworking de 50 personas enfrente de vuestras caras, o no podáis dormir del calor y lo paséis sin agua en vuestra habitación. Estancia muy muy desagradable; falta de cuidados básicos en las habitaciones, falta de información, cero resolución de conflictos e intentar engañar al cliente con un entorno de desconexión inexistente.

He estado cinco días y todo genial: desayunos, simpatía de los trabajadores, limpieza de la habitación y la piscina. Lo mejor el entorno mágico del lugar, vitas, paz y tranquilidad inmejorable. Desconectar para conectar!

Solo puedo estar agradecida, porque a quemarropa solté la bomba de mis alergias, a una hora de la cena, en un lugar que no tiene cerca un supermercado y el chef salvó la situación con dignidad. El pan, focacia, buenísimo y hecho alli, aún lo recuerdo cuando como el del dia a dia. Buen servicio en mesa. El lugar tranquilo y precioso, desde donde se puede hacer buenas rutas. Un buen lugar para descansar la mente, sin apenas cobertura para aislarte de lo innecesario. La habitación es muy amplia y la cama cómoda. Hemos estado muy a gusto.

Llegamos con ilusión, el sitio bonito, pero el restaurante muy mal, comida básica,al servida, cara, nos cobran suplemento por sentarnos en la terraza, la comida fría, poca cantidad, el camarero un prepotente, no vuelvo!!

Fuimos a comer un domingo, el sitio en una ubicación idílica y la comida realmente buena. El trato del personal excelente. Pero nos quedamos decepcionados cuando nos trajeron la cuenta, el suplemento que nos cobraron del pan y el aceite nos pareció realmente excesivo, 9.60€ para dos personas! y la bebida también cara... una pena.

Un hotel en plena Sierra de Espadán, cuidadoso en la atención, con unas vistas preciosas de las montañas desde las habitaciones e incluso desde la piscina. Señalar tambien la excelencia del restaurante del hotel. Desayunos copiosos y cuidados. Para cenar y comer la carta es reducida y el precio en torno a 40-50€ por personas, quizás un precio algo elevado, pero un producto de mucha calidad y una cocinado perfecto. Una sorpresa en plena naturaleza