Villa Castiglione está situada en una de las colinas que rodean Florencia, es un lugar tranquilo y silencioso rodeado de villas y viñedos. El monasterio reformado ahora presenta interiores decorados artísticamente. Las habitaciones son lo suficientemente espaciosas para una estancia encantadora, con un moderno cuarto de baño privado. Es como se ve en las fotos, limpio y el personal habla inglés; aunque parecen un poco lentos y aburridos, fueron amables y muy serviciales, además de ofrecer consejos sobre viajes. El aparcamiento es gratuito en las instalaciones, pero prepárate para llegar al lugar por una carretera estrecha y sinuosa. El desayuno tiene bastante variedad, pero no esperes opciones saludables, generalmente se trata de bollería, yogur, cereales y huevos. Excelente café, ya que esto es Italia, por supuesto. La cena se sirve oficialmente a partir de las 7:30, pero nadie empezó a servirla hasta las 8:00 p.m. y el menú es bastante limitado, sin opciones simples para los viajeros cansados, como sopa o ensalada, y era caro, teniendo en cuenta la relación calidad-precio. Considerándolo todo, fue un gran hallazgo y podemos recomendar la Villa.
Muy bueno
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