Usuario invitado
31 de enero de 2023
Desde que Stephano y Joseph te reciben percibes que has llegado al lugar que estabas buscando. Te muestran con cariño cada detalle, y son muchos, de su Baglio. Una construcción perfectamente integrada en un entorno natural impresionante. Un jardín lleno de fragancias, rincones para relajarse, leer, meditar. El desayuno es de los que no se olvidan. Completo, aderezado con los frutos de su huerto, los huevos de sus gallinas y el saber hacer en la cocina lo imprescindible para deleitar nuestro paladar. El patio, el porche, la piscina, el jacuzzi, las hamacas, cada espacio es singular equilibrado y diferenciado del resto. La habitación dispone de una cama muy cómoda, una terraza privada, un cómodo baño y un escritorio que servidor destiñó en parte con crema solar. Stephano, muy amablemente no se quejó de ello, al contrario, se lo tomó con muy buen humor. Y es que lo mejor del Baglio son sus anfitriones, Stephano y Joseph, acompañados de sus dos perros y de Stella, la yegua paseante.. Carácter y elegancia británica con humor y espontaneidad latina. Un oasis de elegancia donde la naturaleza y los seres humanos conviven en armonía.