Club Hotel Marina Beach

9 días geniales… un hotel donde se puede disfrutar de unas piscinas geniales, una playa que está a dos minutos andando. Para los niños campo de fútbol, basquet y tenis. Buena comida y los animadores y el personal de hotel son geniales!!!

Aunque me regalasen 20 días, no iría por todo.. Pésimo! Desde la ausencia de comida cutre y escasa, servicio habitaciones nefasto y con ausencia de atriles de higiene personal (champú) etc. 4 días sin agua para poderte duchar. Dirección no está por la labor y que aún después de 2 meses, esperamos alguna contestación. Pésimo!!

Fuimos una familia de 11 componentes, hablamos con director y recursos humanos para satisfacer nuestra queja.. al parecer todos ellos pasaban de nosotros siempre dando largas y.. comentarón que nuestras quejas serían recibidas, ya que todo con papel y bolígrafo realizán las susodichas quejas de los clientes que núnca las satisfacen al departamento indicado Bueno.. las instalaciones, deverían ser inmejorables, apenas existen actividad para huespedes, la comida nefasta y... solo pollo y cerdo manteniendo la dirección una alimentación muy agradable.Total...¡¡DEMENCIABLE!!

El hotel estaba bastante vacío por la temporada baja. A pesar de ello el comedor estaba lleno y muy ruidoso. Sin embargo, la comida estaba bien, con pocas opciones pero de buena calidad. A pesar de estar a mediados de septiembre, había actividades como gimnasia en la piscina y otras para niños. Es ideal para familias con niños pequeños por el entorno seguro y la posibilidades de actividades de recreación. El gimnasio al lado de la piscina está bastante bien, aunque pocas máquinas de pesas disponibles. El personal encantador, siempre disponibles a ayudar en lo que se necesite. La habitación bastante silenciosa (aunque en temporada alta debe ser distinto porque se oían las conversaciones de quienes pasaban por el pasillo). Hubo una boda mientras nos alojamos y se controló muy bien que la musica acabara a las 12 de la noche, lo cual agradecimos mucho. Respecto del wifi habíamos leído algunas reseñas de que no iba bien y nos preocupo debido a que teníamos que trabajar algunos días. Sin embargo, la señal fue perfecta, con rapidez y buen alcance en nuestra habitación. Como punto negativo: Notamos poca disponibilidad de comidas en los bares.

El hotel es muy bonito, y tiene muchas actividades por ser un resort enfocado a familias. Tiene un equipo de animación de 26 personas que trabajan desde primera hora de la mañana hasta la última del día ya que son los que se encargan de proporcionar una actuación diferente a diario. Lo que menos nos gustó es que está pensado sólo para el turista italiano que son la mayoría. A los españoles no se les tiene en cuenta de ninguna manera, te tienes que comunicar en italiano o en inglés, el español ni lo intentan. El personal de comedor muy joven y sin experiencia, los platos se apilan en las mesas hasta que el cliente se va. Hay que llegar pronto al comedor porque la última media hora del horario ya están recogiendo la comida. El bufet siempre es igual, lo salva la parrilla que ponen a diario en el exterior. La playa y los jardines lo mejor del hotel sin duda .

BELLA LA CONFEZIONE, MA IL CONTENUTO LASCIA MOLTO A DESIDERARE Io e mio fratello abbiamo soggiornato in due camere diverse, presso il Marina Beach 6 notti a settembre. Devo ammettere che la prima impressione all’arrivo è stata positiva, è un’ottima struttura se guardiamo la parte che comprende il complesso degli elementi dai giardini curati alla immensa piscina, alla bella spiaggia vicina, (anche se in mare per chi non sa nuotare dopo un metro di bagnasciuga, si affonda). Ora che ho dato a Cesare quello che gli apparteneva, devo giungere alle dolenti note, che elencherò: RECEPTION: all’arrivo in anticipo abbiamo chiesto di essere contattati appena le camere fossero state pronte, non ci ha chiamato nessuno. Pretendono il pagamento del soggiorno in anticipo, cosa che trovo alquanto scorretta e antipatica. RISTORANTE: il primo giorno di soggiorno è stata una gradita sorpresa poter partecipare subito alla cena Sarda, dal pomeriggio stavamo già pregustando il maialetto sardo che cuoceva lentamente davanti agli occhi dei villeggianti in una sorta di braciere circolare nel giardino fronte ristorante. Ci sono stati comunicati gli orari della cena a buffet, dalle 19.30 alle 21.30. Siamo arrivati la sera presso il ristorante alle ore 21,00 e dopo aver concordato il tavolo con il Maître e i camerieri, ci rechiamo presso la sala verso i piatti del buffet portandoli successivamente al tavolo, finito con gli antipasti, ci alziamo per prendere il primo e il secondo, MA AHIME’ NON C’ERA PIU’ NULLA addio maialetto e gnocchetti sardi. Considerando che erano solo le 21.35, chiedo spiegazioni al Maître, impassibile ci dice che le direttive sono di togliere tutto dopo le 21.30, allora perché non mettere l’ingresso entro le 21.00. così da avere almeno il tempo di servirsi del cibo, quest’ultimo di qualità appena sufficiente e molte volte riciclato. PERSONALE E SERVIZI A parte qualche eccezione pochi sorrisi e tante facce poco empatiche. Il personale delle pulizie entrava in camera mentre eravamo ancora dentro senza accettarsi che fossimo usciti. Nei bar della struttura, la scelta era solo tra panini confezionati tutti abbinati al formaggio, se volevi qualcosa di diverso perché allergico ai latticini, non mangiavi. Il WiFi era debole e non si connetteva in diverse zone del villaggio.