El hotel queda en la zona baja de la ciudad, no está en la parte antigua que es la parte alta. Para subir a la parte alta hay autobuses que pasan por delante. La estación de tren, queda a unos 10 minutos andando, pero se puede ir en los autobuses o coger un taxi por unos 6 euros. Las habitaciones son bastante espaciosas, con una decoración basada en el chocolate y las plantas del cacao (como era de esperar por el nombre del alojamiento. La limpieza de las habitaciones es buena y se realiza de manera diaria. Dentro de la habitación hay nevera, que siempre se agradece, y el wifi funciona de forma correcta. El desayuno está muy enfocado en los productos dulces, especialmente que lleven chocolate. Hay opciones de salado y fruta, aunque son más limitadas que las opciones dulces. Como nos alojamos varias noches, pudimos ver cierta rotación de productos en el desayuno (aunque solo en la parte dulce). El personal de recepción es correcto y eficiente. El personal del desayuno, vamos a calificarlo, como correcto, aunque tienen que mejorar ciertos detalles. La zona no parece presentar ninguna situación alarmante, es un poco ruidosa por la carretera que está enfrente, pero las ventanas tienen buen aislamiento y no molesta tanto. No creo que tengas problemas de seguridad, al otro lado de la carretera está un cuartel enorme de la os Carabineri. En la zona hay alguna opción para comer algo y varios supermercados. Como curiosidad, en una habitación había una bici estática....quizás una invitación a quemar el chocolate de los desayunos. No gustó · Para hacer el check in, la chica de gafas de recepción, nos solicita los pasaportes (cosa normal), y nos dice que se los dejemos y en una hora o así los recojamos, darle tiempo para hacer el registro. Yo entiendo perfectamente que me pidas un documento, pero que te lo tenga que dejar un rato no me hace tanta gracia. En el desayuno, el personal que lo atendía, especialmente una señora de rubia, a los italianos (o que estaban hablando en italiano) les preguntaba que querían, y les hacían el cappuccino, café a su gusto o lo que desearan. A los no italianos, ni hola nos decía y si querías un café lo cogías de la maquina. Es un detalle muy feo, pero que he visto en otros establecimientos de Italia. Aunque sea por la barrera del idioma (entre castellano e italiano te puedes entender), tampoco hizo intención de usar otro idioma, es un gesto muy feo. Esto hace que baje su puntuación.
Muy bueno
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