Usuario invitado
16 de mayo de 2024
El Península Petit va a estar siempre en un lugar especial en mi corazón. Ni siquiera alcanza con calificarlo como un gran hotel. Es mucho más que eso. Hay hoteles buenos, y está el Península. Ya desde la vista -que la tenés en practicamente cualquier rincón del hotel en el que estés- y que te saca el aliento; el equipo que te hace sentir verdaderamente bienvenido desde antes de que llegues y cada uno de los días que estás ahí; el desayuno incluido a la carta, el restaurante chiquito, pero con comida casera espectacular (solo hay servicio de desayuno y cena, pero al mediodía te pueden preparar algo simple, y a la tarde siempre hay café/té y algunas cositas de merienda para que te sirvas a tu gusto); las habitaciones que son simples pero lindas, cálidas, con todo lo necesario, con muy cómodas camas, una ducha con fuerza que te dan ganas de quedarte 3 horas ahí abajo y, de nuevo, esa vista omnipresente que arrasa con todo. Con mi novio nos instalamos durante 10 días haciendo trabajo remoto desde ahí. Está a unos 20km del centro de Bariloche, en una zona además de hermosa, tranquila. Así que nos vino genial esa paz. Para despejar salíamos a caminar, bajábamos a la playita y caminábamos por el lago. Durante nuestra estadía el invierno se adelantó y nevó varios de los días. Un sueño. Como dicen, el todo no es la suma de las partes, sino lo que todas esas partes juntas generan cuando se unen. En el caso del Península, un entorno para el que no alcanzan las palabras, una arquitectura muy cálida, un hotel chiquito con todo lo necesario, y un equipo que va mucho más allá de su trabajo para hacerte sentir en tu casa. Resultado: un lugar mágico. Volvería una y mil veces más.