Hoteles populares con vistas al mar en Áqaba. ¡Encuentra las mejores ofertas!

El hotel se encuentra muy cerca de la antigua ciudad islámica de Ayla (difícil de encontrar y mal publicitada, me la perdí) y el castillo mameluco (20 minutos a pie, son pocos los que lo descubren), y por supuesto, las playas y varios restaurantes. Siete plantas se elevan alrededor de un patio central cubierto con tres ascensores de cristal para los que se requiere acercar la tarjeta-llave. La habitación 605 es muy grande y espaciosa, cabría incluso una lámpara para el escritorio. La cama, de matrimonio, con un edredón nórdico que no necesitas en el octubre jordano y, sin embargo, sí necesitas arroparte con algo. La tele cuenta con muchos canales internacionales (algunos luego no se ven) y ninguno en español. Desde aquí se oye el tráfico de la avenida al-Hussein ibn Ali por el ventanal orientado al E, que no se puede abrir y está mal aislado. Las tomas de corriente son trifásicas de clavijas tipo inglés, afortunadamente llevaba un adaptador. El baño carece de toma de corriente, así que me afeité de memoria en el pasillo, delante del hervidor de agua que tiene un espejo. Buena placa de ducha, todo lo demás, bien. El restaurante se encuentra en la entreplanta (en el ascensor es la planta M, de mezzanine). No ofrece demasiada variedad (al final encontré algo que podía comer sin repetirme demasiado) y el salón parece pequeño, pero no es difícil encontrar mesa. No se cobra el agua. Me gustaron los postres (pudín de loto, de canela). En el desayuno cogí un pan integral muy esponjoso y, a falta de aceite, le unté mantequilla y la única mermelada que había. Eché en falta algo más de fruta preparada. Había cereales.

Tan pronto como llegué a la puerta del hotel, alguien tomó el equipaje y se lo entregó al té de limón. Había una luz apagada en el dormitorio. El personal de mantenimiento llegó rápidamente. Después de la reparación, había tierra en el piso y preguntaron si necesitaban limpieza y limpieza. Tomaron la iniciativa de esconderse detrás de la puerta. Estos detalles hacen que las personas se sientan íntimas. El restaurante de desayuno buffet es amplio y abundante.

Cinco de nuestros amigos fueron a Kempinski con esto originalmente porque habían vivido en Kempinski antes y querían experimentar el nuevo sentimiento. Este hotel está recién inaugurado. Las instalaciones interiores y la decoración son super nuevas. Todos los aspectos son muy satisfactorios. El inconveniente es que el restaurante es un poco pequeño. No tengo imaginación. Espero que se pueda mejorar. Sin embargo, la piscina infinita y la playa al lado son realmente hermosas.

The view the music and th service is great ! I love that they have two pools - one for children and one for adults. It's a bit too pricey for drinks and food but it's worth it Abdulmajeed Abdullah goes above and beyond his job to make sure guests are comfortable and happy - he is a life guard but gets drinks - fixes sun beds and constantly checks on guests to make sure they are happy