Usuario invitado
31 de enero de 2023
Nos alojamos en una habitación amplia, luminosa e impecable, con una cama de 1,90cm vestida con sábanas blanquísimas y planchadisimas. La vista desde la habitación, no podía ser más bucólica...una "pumarada" llena de margaritas en la que pastaban y correteaban ovejas y corderos grandes y pequeños. Los desayunos...son como para hacer un homenaje al buen hacer de la repostera y a lo que se puede hacer con una buena mantequilla, un buen chocolate...y un magistral entendimiento de las especias! También pudimos optar por desayuno salado, fruta etc Ante tal manera de comenzar el día, decidimos probar la cocina asiática a la hora de cenar. Nos sirvieron unos rollitos que son como una ensalada ligera, hecha de ingredientes simples, delicadamente tratados, envueltos en obleas de arroz transparentes y aliñados con una salsa fresquita de lima, gengibre y "guarum"...¡Chapeau! Nos quedamos tres noches. Recibimos de todo el personal un trato inmejorable, siempre presentes y con una sonrisa cuando los necesitamos y discretamente alejados cuando quisimos disfrutar de un vino al atardecer. Nos dejamos aconsejar por el responsable del hotel , Alejandro, y por su esposa (que también es la responsable de la cocina) Laarni, a la hora de hacer excursiones por los alrededores. Un éxito rotundo...sin duda, volveremos!