Usuario invitado
1 de octubre de 2023
Nos fuimos de las Phi Phi encantadísimos con este hotel y pensando que no pudimos haber escogido mejor. Habitación estupenda, amplia, limpísima. Cama súper cómoda, aunque las almohadas son enormes, demasiado si estás acostumbrado a que sean más pequeñas o bajas. Aire acondicionado muy silencioso, lo cual es de agradecer. La ducha está bien pero el agua caliente tiene truco, al menos en nuestra habitación había que abrir poco el grifo para que se calentara. Amenities correctas, secador de pelo de hotel (flojillo como todos), una toalla por persona que cambiaban todos los días, y un bote de insecticida. El desayuno es estupendo, con cosas originales y muy ricas, un plato a escoger (buenísimo) y buffet muy rico. Al comedor hay que entrar descalzo y está súper limpio. Nuestra habitación tenía salida directa a la piscina y a continuación la playa, un lujo. En la terraza de la habitación hay dos sillas y una tumbona, y también un ventilador que viene de perlas. La piscina no es gran cosa, es tipo jacuzzi y sirve para estar sentado (si no el agua te llega por las rodillas), pero no importa mucho teniendo la playa a 20 metros. A destacar, como siempre, el servicio. Es increíble, gente majísima, súper servicial y muy muy agradables en todo momento, un encanto todos, la gente del bar, la gente del comedor, la gente que arreglaba el jardín, la gente de la recepción, la gente de limpieza y la gente que te llevaba las maletas al ferry. Todos sin excepción. El hotel está a unos diez minutos andando del ferry y tiene servicio para llevarte y traerte las maletas. La zona es súper tranquila, es el penúltimo hotel de la playa (Ton Sai), y a última hora de la tarde-noche casi no hay ni gente. Eso sí, si buscas fiesta y movimiento, no es tu zona. Pero es perfecto para cenar y pasear por el pueblo y luego irte a descansar sin un sólo ruido. Para repetir en el futuro, sin ninguna duda.