Usuario invitado
24 de junio de 2021
El hotel es inmenso, con unos jardines espectaculares, pero el interior necesita una reforma importante, las habitaciones y lo que contienen es muy viejo, pero sobre todo la desorganización y el comportamiento de la dueña. Antes de entrar me dijo que nosotros ese día no teníamos reserva, que era para el mes que viene. Pero que no pasaba nada, que nos quedemos. Menos mal que yo lo tenía confirmado por escrito todo y ahí vio que no tenía razón. Nada más llegar a la habitación, nos tumbamos para dormir la siesta y descansar del viaje y al rato apareció en nuestra habitación a traer las toallas. (Ya que no había toallas y eres tan amable de darmelas, espérate a que baje y me veas o me llamas por teléfono o me llamas a la puerta, pero no entres a mi habitación). Y ésta aparece por todos los sitios y se mete en todo, cosa que incomoda mucho, tanta confianza sin conocernos no me hace gracia, y menos mal que había leído las opiniones antes de ir y más o menos sabia que me podía encontrar. No he tenido intimidad con mi marido en el jardín para nada, ya que es lo único que hay bonito en ese hotel. Mi reserva incluía desayuno, pero no desayunamos allí porque la señora quería que nos bajaramos a las 9h (nosotros fuimos de relax y no para madrugar, que bastante madrugamos todos los días). Con lo cual desayuno pagado pero perdido. Y para terminar por la noche nos encontramos una gran cucaracha en el pasillo y otra en el baño, cosa que me dio mucho más asco.