Usuario invitado
3 de abril de 2024
Penosa experiencia. Llegamos a nuestra última parada del Camiño y nuestra experiencia fue más que decepcionante. Con independencia del mal humor de la recepcionista, sólo se salvó la camarera que hizo lo que pudo. La habitación fría. En la cama sólo había una sábana y un relleno de nórdico de verano que no cubría nada. El suelo parecía que se venía abajo y temíamos movernos en la habitación. El aseo súper sucio al igual que la habitación, en la que parecía que no habían limpiado en muchos días. No nos pudimos secar el pelo ya que la luz se interrumpía constantemente. En el comedor hacía un frío de órdago y sólo había una estufa para todos. Muy mal servicio y sobre todo al escuchar los gritos del cocinero, ya que al parecer no le apetecía cocinar.... La comida carísima. Por la mañana nos mandaron un mensaje para indicarnos que tenían abierto hasta las 22.00 horas. La sorpresa fue al llegar, cuando nos indicaron que no había menú y teníamos que comer a la carta. Una hamburguesa, 11,00 euros y tuvimos que rogar para las correspondientes patatas que eran 3 o 4. Nos las trajeron con el postre. La guinda fue el servicio de lavandería. Nos cobraron 15,00 euros por lavar y 15,00 por el secado. Sólo permitían un par de piezas y nos devolvieron la ropa mojada. Pudimos oír como el personal no quería hacer esa tarea. Al comentarles que la ropa estaba mojada nos dijeron que la dejáramos, a sabiendas que teníamos que continuar nuestra ruta. En fin... un hospedaje para olvidar y sobre todo para NO recomendar.