Usuario invitado
27 de agosto de 2022
El peor hotel en el que he estado en mi vida. Me sorprenden las valoraciones excelentes, me imagino que serán de gente que jamas ha estado en un resort. Sin duda no ofrece los servicios acordes a las estrellas que se supone que tiene. Para empezar, la mosquitera tenía unos agujeros como la boca del metro, en la habitación no hay nevera y el wifi solo en las zonas comunes que por cierto no va. Si lo quieres en la habitación hay que pagarlo. A nosotros nos regalaron el de pago tras hablar con el director y el de pago va perfectamente, qué casualidad que el gratuito no. A pesar de ser un “todo incluido” los helados de la piscina hay que pagarlos. Las bebidas no valen para nada y hay un misterio con la piña colada que oye, todos los días por la tarde se les acababa. La comida que te ponen a media mañana en el bar de la piscina son los restos del desayuno y los que te ponen a media tarde son los restos del postre de la comida. Si pides una cerveza o una Coca Cola, como son botellas de las grandes, te echan la mitad, la otra mitad la guardan en la nevera abierta y se la echan al siguiente que lo pida. Si tú eres el siguiente pues te fastidias y te bebes una Coca Cola abierta sin burbujas. Luego,los lunes, la cena es al aire libre y por lo tanto a las 3 DE LA TARDE, cogen todas las tumbonas de un lateral y te mandan moverlas y ponerlas amontonadas a un lado. Si tú madrugaste para coger buena tumbona en un buen sitio te fastidias y terminas en última fila, pegado a la cancha de vóley y si te dan balonazos (cómo nos pasó a nosotros) te aguantas. Por otro lado, al personal parece que no le pagan porque no es que se esfuercen mucho en sus tareas. Cuando vas al comedor durante las comidas ellos te sirven las bebidas. Había días que desayunábamos sin café porque nadie se acercaba a ofrecértelo y lo del agua de las comidas ya… Ese cómo estaba más a mano nos levantábamos nosotros para echárnosla porque si no hubiéramos comido la mitad de los días sin agua. La señora que hace los gofres por las mañanas ya es un caso a parte. Para empezar ella a su hora no llena. El desayuno empieza 7:30 pero ella sobre y 35 hace su aparición estelar. Se toma otros cinco minutitos para ponerse los guantes a cámara lenta mientras nos mira, que a mí ya me parecía que se cachondeaba de nosotros. Una vez lista, le da por encender la gofrera. Que digo yo, si el desayuno empieza 7:30 la gofrera ya debería estar caliente a esa hora aunque la mujer no empiece a prepararlos hasta esa hora, pero vamos… Que la encienda diez minutos más tarde me parece de risa. Eso sí, ella la enciende pero no hace nada, de hecho ese día llegamos tarde a una excursión porque estuve 20 minutos esperando a que se dignara a preparar gofres. Porque a parte, le dices un gofre y te da tortitas y viceversa, porque parece que le da un poco igual su trabajo. Esa mujer me desquició, consiguió sacarme de mis casillas, increíble su lentitud y su actitud pasota hacia los clientes. Y ya lo de responderte a los buenos dí