Hoteles Hilton en Múnich

Es un lindo hotel, ubicado al lado de un parque, que ofrece en general lo que se puede esperar de un hotel de esta categoría: todos los servicios y un buen descanso, con colchón y almohadas muy buenas. El personal es muy amable. El desayuno muy completo y en un hermoso lugar con vista al canal. Sin embargo, en algunos aspectos vimos algunos puntos negativos, como por ejemplo que sacaran el lounge. Los hoteles de esta categoría ofrecen un lounge para los clientes que se alojan en ciertas habitaciones, en los pisos ejecutivos. Ahí no lo tenían, o lo tenían pero lo inhabilitaron. Simplemente abrieron un sector del comedor y uno podía ir ahí. Está muy lejos de ser lo mismo que un lounge, que habitualmente es un lugar tranquilo y cuenta con sillones donde uno puede ir a pasar el rato, no sólo comer. Por otro lado, en el sector de Spa no hay nadie atendiendo. Varias veces quise ir a preguntar porque quería ir a la piscina y la llave no abría. Cuando finalmente pude ir, reservando en el frontdesk y entrando por el gimnasio, me encontré con una piscina súper pequeña, con ocho personas adentro y el agua fría y con tanto olor a cloro que ni quise meterme. Una desilusión. Algo que puedo decir a favor es que el wi fi funcionaba perfecto y que la cochera era muy amplia, lo cual es difícil de encontrar en esa ciudad, aunque nada barata.

El hotel Hilton Múnich City es uno de esos hoteles a los que uno quiere volver siempre. Por muchas razones: está conectado con el S-Bahn (tren de cercanías) del aeropuerto a través de la Línea 8 y en menos de 40 minutos y por 13 euros. Es un caso de esos que parece medio insólito: del aeropuerto de Múnich se llega al hotel bajándose en la estación Rosenheimer Platz y esta estación tiene comunicación directa con el hotel. Es decir: es un hotel con línea del tren, o con ”tren propio” por llamarlo así. Otra gran ventaja del hotel es su cercanía con el corazón central de Múnich: Marienplatz. Se puede llegar a pie en un recorrido muy bonito de unos 15 minutos. O se puede llegar en tres minutos con la misma Línea 8 del S-Bahn hasta la dicha Marienplataz. Quiere decir: debajo del hotel, en la estación Rosenheimer Platz, pasan muchas líneas del S-Bahn y del U-Bahn (metro) que llevan hasta la estación Marienplatz que dista del hotel a solo una estación entre ambas: Isartor. El hotel es muy bonito, es muy nuevo, es muy elegante. Cada una de sus áreas está absolutamente bien cuidada: las zonas comunes, el lobby, el restaurante MONA, el bar JULIET ROSE, los ascensores y las habitaciones. Estas últimas tienen una lencería estupenda, unos cortinales absolutamente apropiados, unas camas maravillosas y unos baños limpios y fantásticos. En la recepción o front desk me atendió al ingreso (check in) la señorita Meloni: una italiana con un español muy comprensible y de una simpatía sinigual. Al salir del hotel (check out) me atendió Carlos, un asiático-español con muy poco manejo de la lengua castellana, pero con una simpatía suficiente para aclarar unos servicios de room service que había pedido y pagado en efectivo en el momento; pero que aparecerían cargados a mi cuenta. Él me los descargó confiando en mi versión de que yo había pagado el room service a la persona que me atendió en la habitación. En el restaurante MONA se sirven excelentes desayunos. Y el jefe del servicio, Willy, es absolutamente encantador. En síntesis: le haría a este hotel el mejor homenaje de un cliente satisfecho: volvería a alojarme en él.