Usuario invitado
24 de diciembre de 2021
Fuimos a pasar unos días por la zona de Burdeos y nos encantó descubrir esta experiencia. La habitación, que simula un barril, es súper acogedora y tiene todo lo necesario (cama muy cómoda, ducha cómoda, buena temperatura…). En la entrada hay una mesita para desayunar con vistas a los viñedos. Por la mañana, te traen un desayuno increíble en una cestita con un montón de variedad. También puedes pedir disfrutar la cena y unos vinos en el barrio, muy recomendable! Solo hay 2 “Foudres” por lo que disfrutas de la experiencia de forma única. La amabilidad del personal fue increíble en todo momento! Desde el momento previo a la visita, responden con mucha rapidez al correo para aclarar las dudas. Después de la visita, me olvidé una bufanda que me hicieron llegar hasta Madrid con muchísima amabilidad. Sin duda recomendaríamos la experiencia!!