Habitación: 3026 Fecha de entrada: 25/10/2022 Tarifa: 228€ (SA) A 39 pasos de la terminal del Aeropuerto de Bruselas, en un moderno edificio en forma de cubo de granito rosa y cristal oscuro con el rótulo de la marca en el tejado y en los laterales, Sheraton abandera el típico hotel pensado para un aeropuerto: enormes espacios, zonas de conferencias, cientos de habitaciones... Frente a las puertas del nivel de salidas encontramos un enorme pórtico convenientemente iluminado, con el logotipo de la cadena encima, y con unas grandes jardineras a cada lado. Una enorme y automática puerta giratoria nos introduce en el bullicioso hall de recepción. Techo alto, luces indirectas, mullida moqueta color arena. A la derecha se abre el ruidoso bar restaurante, lleno de gente en ese momento. Frente a nosotros, una larga y majestuosa escalera en metal blanco que sube a la planta intermedia de conferencias. Al lado de esta, una fuente ofrece agua como bebida de bienvenida. Hacia la izquierda, en un gran espacio, con el techo más bajo encontramos unos sofás y butacas, unas cuantas estanterías que venden productos de conveniencia (bebidas, snacks, productos de higiene), una pantalla gigante con las noticias encendidas y al fondo media docena de mostradores individuales de recepción. Los mostradores son de madera oscura. Cada uno con su propia pantalla de ordenador. Delante de ellos algunos folletos del programa de fidelización. En la parte de atrás varios relojes de curioso diseño indican la hora en distintas partes del mundo. Hay cola de gente esperando. Aparecen más recepcionistas y la cosa avanza rápido. Nos atiende un joven que antes de nada nos agradece nuestra fidelidad a la compañía. De forma rápida gestiona nuestra reserva y en pocos segundos tenemos delante de nosotros un documento para firmar como bienvenida así como la tarjeta llave de la habitación metida en un cartoncito. Hacia la derecha pasamos a un hall redondo en el que junto a una máquina de café y otra de agua a disposición de los huéspedes, y alrededor de una dorada mesa de centro con una urna para hacer el express check out, encontramos los cuatro ascensores. Enormes, modernos y panorámicos. Puertas en gris verdoso oscuro. Interior de cristal, dos paneles de madera a cada lado. En uno, la botonera metálica moderna que ilumina con un punto azul el piso al que pulsamos, y en el otro una pantalla con información sobre el hotel y la cadena. Es necesario acercar la tarjeta a un display para que funcionen. Suben por un inmenso patio de la zona de conferencias rematado por un descomunal mural de cinco pisos en dorado. Las puertas se abren a un amplio hall con paredes en vescom algo amarillento, moqueta con motivos geométricos verdes, azulados y negros, y techo practicable demasiado bajo, incómodo para los que somos tamaño xxl. Puntos de luz en el techo dejan el ambiente en una cómoda penumbra. Carteles en plástico negro y metacrilato indican, también en lenguaje braille, el número de las habita
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