Usuario invitado
5 de noviembre de 2023
Con un tono muy despreocupado, esa fue la respuesta del mesero que nos atendió en el restaurante las dos noches que estuvimos allí luego de que le comentamos que tuvieran más cuidado con la contaminación cruzada porque mi compañera de habitación, celiaca, terminó en el hospital tras la cena de la noche anterior. En el restaurante el trato fue fatal: muchas pegas y refunfuños, comportamiento antipático, entre ellos hubo un gesto burlón porque una de las comensales tiene problemas de salud que le impiden comer cualquier cosa, nos aseguraron tener opciones para celiacos, pero a la mañana siguiente tuvimos que correr a urgencias porque una de mis compañeras de habitación comió algo en la cena que estaba contaminado y en el desayuno no había leche sin lactosa. En la habitación hacía un calor terrible que impedía dormir (con el clima en Zaragoza entre 7 y 10 grados), tuvimos que hacerlo con una puerta abierta que daba a un patio interior, porque no hubo forma de apagar la calefacción. El día que me iba revisé debajo de la cama para confirmar que no me dejaba nada, y estaba llena de cereales, lo que denota la poca limpieza del lugar (al parecer estaban desde antes de nosotras hospedarnos). La ubicación es perfecta, pero la experiencia pésima.