Usuario invitado
31 de enero de 2023
Cuando entras por un recibidor angosto no te esperas el palacete interior que se descubre acto seguido. Precioso y agradable patio interior en el que pudimos relajarnos en sus sofás, con el rumor de fondo del agua de una fresca fuente central, disfrutando de una taza de té disponible para todos los clientes de forma gratuita. La habitación triple que nos asignaron era muy amplia, limpia y luminosa. Todo un lujo. Éramos tres y teníamos una cama de matrimonio, una individual y otra individual más en una estancia anexa. El cuarto de baño tiene lo esencial, si bien la ducha está como encajonada y a los que somos altos nos costó un poco. No te pierdas su azotea, desde la que tendrás buenas vistas de la ciudad. Está a un paseo del centro. El personal muy amable y el desayuno muy correcto.