Usuario invitado
5 de diciembre de 2023
Pasé el último fin de semana de noviembre en Mimi Calpe. Ya había estado anteriormente en el mes de marzo y desde el primer momento supe que tenía que volver. Para mí fue mucho mejor que lo que se puede ver en las fotos. Es increíble encontrar un sitio tan especial y particular hoy en día. Sorprende todo nada más entrar. Es como si cruzaras una puerta que te teletransporta a otro tiempo, a otra época. El jardín es inmenso y un auténtico remanso de paz, cosa que se agradece tras el ajetreo de la medina y el zoco, con unas vistas increíbles desde lo alto al puerto de Tánger. En esa ocasión estuve en una habitación cercana a la recepción y aunque esto pueda parecer un inconveniente, a mí me resultó muy cómodo, ya que el comedor estaba al lado. Cualquier detalle de la decoración es digno de destacar, los cuadros, las baldosas del suelo, el piano, la máquina de escribir, los balcones que dan a la calle… Absolutamente deliciosos son los desayunos y exquisita la sopa que preparó Karim en la cena. Jamás la olvidaré. También quiero destacar la amabilidad, atención y profesionalidad de su staff. Abdo y Youssef están atentos en todo momento para aconsejarte en cualquier cosa que puedas necesitar, desde organizarte el transfer al aeropuerto o darte indicaciones para moverte por la ciudad. Todo esto hace que recuerde Mimi Calpe como un lugar donde me siento como en casa, donde siempre querré volver. Shukran.