Usuario invitado
6 de abril de 2024
Nada más llegar al hotel nos dan una habitación que ha sido usada, el suelo con pisadas, las camas desechas, pelos en la ducha, basuras... recepción nos la cambia sin problema. La calidad del bufet deja mucho que desear, el camarero que nos atiende tiene la uña del del dedo meñique más larga que las mías, que son postizas. El restaurante cierra a las 21.00 y a las 20.45 ya no hay ni postres, la carne o cruda o pasada. Poca variedad. El café terrible, la tostadora la limpiaron antes de la pandemia, después se olvidaron. No hay pavo, tomate, jamón... las instalaviones y habitaciones anticuadas. Yo le quitaría una estrella.