UUsuario invitadoNada que salvar. Acceso peligroso, desde la estación de metro más cercana, a 900 metros, hay que cruzar la N1. Habitación espartada y incómoda con vistas al cementerio, la cama es demasiado firme, hemos dormido muy mal a pesar de un viaje agotador. Entre nuestras dos noches, la cama no se ha reconstruido. Los sanitarios, en el piso, a 37 metros de la habitación, son descabellados: el suelo y el asiento de los chiots están mojados, por agua o por la pizca, ya no se sabe. Duchas en el piso también, toallas pagadoras. El desayuno no vale los 4.90 € exigidos: el chocolate es sólo de la flota, el pan es más bonito que un espín, pero tiene el mismo sabor. Pero ¿qué es el perfume del jarabe de la tarta? ¿Es abrigo, pescado o prune? No se sabe, la etiqueta es inleíble. Sólo un punto positivo: la conexión a Internet, que me permitió reservar mi próxima estancia en otro hotel.
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