Usuario invitado
26 de septiembre de 2021
Aunque esté un poco escondida (sería bueno algún cartel indicador), al llegar te olvidas de los pequeños caminos atravesados al ver el cuidado en los detalles de este alojamiento. Casa rural de piedra con zona de piscina y terraza muy apetecibles. Aprovechan la parte inferior de su hórreo como terraza, una idea muy original para tomar algo sin pasar frío. Tienen una pequeña zona de juegos para los niños y granja con cabritas, ovejas,gallinas e incluso cerdos vietnamitas, un plus en su oferta de experiencias. Las habitaciones con detalles sostenibles y muy cuidadas y limpias,el baño es súper cómodo y práctico. La cama como dormir en una nube, una maravilla. Aparcamiento gratuito y cerrado. Personal amable y servicial. El desayuno muy bien presentado, aunque quizás para dos personas de buen comer puede resultar un poco escaso, pero las camareras se encargan repetidamente de preguntarte si quieres algo más. Las tortitas INOLVIDABLES!