Usuario invitado
31 de enero de 2023
Una habitación grande, cómoda y con mucho espacio para maletas y equipaje. Dos tipos de almohada, variedad de toallas, cafetera de cápsulas y tetera en la habitación, amenities en el baño, bañera de hidromasaje y las vistas desde la ventana... Escuchar el murmullo del Darro que corre a tus pies y ver la Alhambra desde la cama. La ubicación es excelente, justo en el comienzo de la Acera del Darro, calle peatonal y a un paso de la catedral, del Paseo de los Tristes, Avenida de Colón, etc Sin ser barato, considerando que estábamos en temporada alta, que se trata de un hotel de solo cinco habitaciones, situado en un edificio histórico y con la calidad y el cuidado visible en todos los detalles, me pareció muy ajustado de precio. En cuanto a la limpieza, poco puedo añadir aquí salvo recalcar que estaba limpio, mucho. A pesar de lo difícil que puede resultar dar esa impresión en un edificio repleto de muebles oscuros, de maderas antiguas, de paredes de yeso, de artesonados... Felicidades al servicio de limpieza porque, no solo está limpio sino que también lo parece. Los suelos de loseta y azulejo parecían estar siempre recién fregados. El personal de recepción, en especial Esperanza, una chica amabilísima, no solo con nosotros sino en su trato telefónico con otros potenciales clientes. Sonriente y amable. Es, sin duda, otro incentivo que agradecer a este hotel. Por la publicidad del hotel ya nos parecía bueno, pero al entrar por sus puertas nos sentimos en el acto como transportados a otra época. Tiene todas las comodidades de un moderno hotel con el encanto de un palacio de hace siglos. Por su situación, es ideal para una estancia de tres o cuatro noches, en la que patear y disfrutar de esta maravillosa ciudad. Todo está cerca y después de un día de callejear, es toda una satisfacción llegar a tu habitación, tomar un baño y tumbarte en la cama a contemplar las torres iluminadas de la Alhambra. Es una maravilla de lugar para una escapada romántica.