Usuario invitado
30 de enero de 2024
Muy buen hotel. Al llegar al hotel te encuentras con un edificio pobre, pared de ladrillo, sin estilo, da la sensación de un hotel cutre, rancio. Cuando pasas la puerta giratoria todo cambia: te encuentras con salas amplias, luminosas, cálidas. Es un hotel muy limpio, cuidado y tranquilo. Es la 3ª vez que celebro mi cumpleaños con un par de noches en el Flor de Sal y para el año repetiré. Ya se ha convertido en una tradición. Lo mejor, sin duda, las habitaciones con vistas al mar. Lo peor es que una vez que entras en la habitación no apetece salir de ella. La terraza es un disfrute total; puedes pasar la tarde en ella. Para mi, lo mejor, es dormir con las cortinas abiertas: estar acostado y poder disfrutar de ese océano por la noche y al amanecer es de un placer brutal . Y desde luego, un 10 para el personal de las habitaciones y también para las camareras del desayuno.