Usuario invitado
30 de agosto de 2021
Después de peregrinar a Santiago nos alojamos en este seminario. Para empezar los horarios son horribles, no te dejan entrar después de las doce y media de la noche. De nueve y media a una no se puede estar en el albergue a menos que estés encerrada en tu habitación. Puede que te encuentres con un señor que te grite y te eche una tremenda bronca sin escuchar nada de lo que le quieres contar y por último, la guinda del pastel es la higiene, nos hemos levantado con muchísimas picaduras, arañas, pulgas o qué... Las ventanas estaban llenas de telas de arañas y cerraban fatal. Además, en cada habitación hay un lavabo antiquísimo que hacía un ruido infernal y el agua sabía a cianuro. En suma, un auténtico terror aloj**** ahí.