Usuario invitado
12 de enero de 2023
Al llegar casi a la media noche, nos recibieron con una deliciosa infusión herbal de bienvenida, nos explicaron que estaba elaborada con una planta nativa de los andes, realmente exquisita, muy refrescante después de un largo viaje. El hotel es hermoso, cuidadosamente decorado por sus propietarios, una familia Quiteña. La casona data de 1914 nos explicaba Damián quién nos indicó datos importantes como la ubicación y lugares a visitar, además está muy cerca del centro histórico, en fin muy bien ubicado. La habitación que nos asignaron fue una suite hermosa con una tina original de la casa, jamás había visto algo así, una antigüedad tan bien conservada, además teníamos nuestro propio balcón por donde se podía divisar lo grande que es la Basílica, ¡impresionante! Amenities ecológicos, agua filtrada en el hotel y embotellada en envase de vidrio para reducir el consumo de plástico, música ambiental y muchas más comodidades, cuidan a detalle la estadía en Casona 1914. Al día siguiente tomamos el desayuno en el lugar más hermoso de la casa un pequeño restaurante, al ingresar estaba dispuesto un buffet con diferentes opciones de alimentos, realmente delicioso, nos cuidaron como en casa. Después de desayunar salimos al patio trasero del hotel y nos estaba esperando Otto un pastor Alemán muy amigable, invita a jugar, es un gran compañero. También poseen una gran terraza donde se puede apreciar la ciudad nueva de la vieja, realmente fascinados por la hospitalidad que te brinda el personal a cargo del hotel, gracias por hacernos sentir como en casa.