Reservamos varios amigos este hotel por su cercanía a un festival, y por su buen precio, y la verdad es que ha sido una muy agradable sorpresa. El hotel es muy moderno, nuevo y desde luego parece muy limpio también. La recepción (24 horas) tiene una decoración muy musical, con portadas de discos y hasta un reproductor de vinilos. Las recepcionistas fueron siempre amables y me hicieron la llamada despertador que pedí. Nos advirtieron de que teníamos bebidas calientes gratis todo el día, algo que vino muy bien por la mañana cuando tuve que tomar un café rápido. No pude probar el desayuno, pero el buffet tenía buena pinta. Apuntar que hay dos ascensores, lo cual ayuda a no colapsar el tránsito de clientes. Sobre la habitación, la puerta estaba sellada para demostrar que había sido desinfectada. Dentro, espacios amplios, cama muy grande y cómoda, con dos mesitas, con luces, teléfono y enchufes para los aparatos. También hay wifi gratuita. El mobiliario era muy básico, pero claro y daba idea de limpio y de moderno: un escritorio, una silla, lámpara, una TV sobre ellos y una neverita, que siempre viene bien. También había aire acondicionado. En la zona de la entrada, un armario de dos puertas correderas, una parte con perchas, otra con estantes y una caja fuerte. El baño era de mármol negro y verde, con pila de cristal, secador y ducha con mampara. Todo muy reluciente. Me gustó también que había dispensadores de geles y jabón y que hayan minimizado el uso del plástico. La zona parecía agradable, con una plaza a un lado con bares y restaurantes. Está a unos 20/25 minutos andando desde la estación y tiene párquing. En resumen, un buen hotel, sin lujos, pero con todo lo básico, limpio y a buen precio. Volveré.
Muy bueno
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