Usuario invitado
27 de noviembre de 2023
Viendo las fotos del hotel, las habitaciones, las ventanas, uno se las promete muy felices. Felicísimas. Viendo la butaca que aparece en las fotos, pensé: algún dia de lluvia me sentaré en una butaca un rato, a leer y a ver llover por la cristalera. No te hagas esa idea: la butaca de la foto es la única que hay en todo el hotel, y está en un pasillo. Estuvimos cinco días al final del mes de agosto. Cinco días con las mismas toallas. La habitación, amplia y espartana: una sola silla para toda la habitación, una. No butaca. No mesa. Sin percha para colgar la chaqueta. Para dejar las maletas, en el suelo. No televisión. Cama sí, con sus mesillitas. Todo despejado, fácil de limpiar, pero a pesar de eso, con telarañas. Armario “ropero” de un solo cuerpo, de los que yo he visto utilizados como alacena en la cocina, absolutamente insuficiente para ropa y maletas de dos personas y con un relajante aroma a mohoso. Con un aguamanil muy rural, muy romántico, muy bonito en otro entorno, pero inútil e irritante en esta sobriedad despojada. La iluminación, nefasta, a base de una lamparita de una sola bombilla. En un entorno rural, a las diez es noche cerrada, y no hay alumbrado, es el campo. Te vas a tu habitación sin sillas, sin butaca , sin televisión, y sin luz que te permita leer en la cama, y te preguntas por qué te dejaste atrapar por ese anuncio. El cuarto de baño, con la lamparita de una sola bombilla y la cortina de baño que debió de poner otro dueño, a finales de los años ochenta. Muchas recomendaciones de no derrochar agua, con las que en principio estoy de acuerdo. Al tercer día de estancia, dejo la alfombrilla de la ducha (utilizada por dos personas) y una de las toallas en el suelo, claramente para ser sustituidas, y al volver me encuentro las mismas cuidadosamente colocadas en el colgador, listas para ser utilizadas de nuevo una vez más sin haber sido cambiadas. Cinco días con las mismas sábanas en la cama sólo me ha ocurrido en establecimientos de baja categoría, pero en nombre del ahorro de agua, y del valor ecológico puedo llegar a tolerar y comprender, pero sustituir dos toallas utilizadas exhaustivamente no parece ningún disparate ni ningún atentado a la agenda 2030 El subterfugio de la supuesta vida rural y el ecologismo es utilizado para negarte servicios incluidos en el precio por supuesto, y que en cualquier establecimiento no te son discutidos. Y que tampoco son compensados por ningún otro, a pesar de las bellas vistas que se pueden disfrutar, pero a las que no se puede incluir en la tarifa Después de esto, señalar que en ocasiones aplican precios distintos a los publicados, y que cobran por servicios no prestados ( acerca de esto tengo interpuesta denuncia ante el Principado de Asturias ) me hacen no recomendar el establecimiento En Asturias, hace años, por parte de los visitantes se podía valorar la atención por encima de la falta de medios, la falta de formación, el valor del medio rural que en ocasiones podía ignorar los