Usuario invitado
20 de septiembre de 2023
El hotel se encuentra a unos 2 kilómetros del centro histórico de Parma. No existe ningún tipo de transporte público que enlace el hotel con la ciudad. Por ello, no queda más remedio que solicitar un taxi, lo que supone un gasto de alrededor de diez euros por carrera, o realizar el trayecto a pie, lo que supone una caminata de unos treinta minutos hasta la Piazza Garibaldi o la Piazza del Duomo. Por ello, es un hotel absolutamente desaconsejable salvo que se cuenta con vehículo propio. Las habitaciones y las zonas comunes son correctas y agradable. Salvo el lavabo de unas dimensiones tan escasas que únicamente puede ser utilizado por una persona. El desayuno es escaso y la calidad de los productos es cuestionable. En cuanto alimentos calientes solo se sirve algo parecido a los huevos revuelto y un producto cárnico que pretende ser beacon. No mejora la selección de los productos en cuanto a los fiambres y, en una región como la Emilia, solo se ofrece un embutido parecido al jamón cocido. La máquina de café no te sirve un expreso. Curioso. El desayuno está así muy, pero que muy lejos, de lo que se espera de un cuatro estrellas. Escoger este hotel si se desea visitar Parma es un grave error que puede estropear cualquier estancia en la Ciudad.