Usuario invitado
9 de septiembre de 2021
Muy buen hotel en general con aspectos mejorables. No llega a la perfección de otros Mandarin Oriental como, por ejemplo, el de Hong Kong, el de Londres o el muy reciente MO Ritz de Madrid. Bonita decoración y habitaciones muy agrdables en las que se echa en falta algún asiento más (como en las habitaciones Mandarin que, por su superficie, podrían tener una o dos butacas, además del sofá del que ya disponen. Cuartos de baño suntuosos y muy bien concebidos a los que debería añadirse algún toallero para permitar una mejor colocación de las toallas usadas para permitir, además, un secado más rápido. Bar muy agradable, sobre todo en la zona del precioso jardín interior, con personal profesional y muy atento. El desayuno, servido en el restaurante “Camélia” o en el jardín interior, es una delicia, tanto por lo que propone la carta como por un equipo profesional excelente. La carta del restaurante “Camélia” para almuerzos y cenas, es reducida, quizá por la situación actual, por lo que no nos apeteció probarlo. El restauranre gastronómico “Sur mesure” estaba cerrado. En cuanto al servicio, va de lo excelente a lo aceptable, siendo esto una característica muy parisina. No alcanza el nivel de dos hoteles de referenicia muy próximos al “MO Paris”, el Ritz o el Meurice, muy superiores en servicio. El personal de Recepción, excelente, al igual que los ya mencionados equipos de bar y de desayuno. Un par de casos de facturación equivocada (desayunos inexistentes o facturados a pesar de estar incluidos en la tarifa) fueron resueltos de forma eficaz e inmediata. Tuvimos un problema de goteo de un grifo que fue resuelto de forma muy rápida si bien indica que la revisión por parte del servicio de gobernanta o “housekeeping” no había sido todo lo perfecto que se espera en este tipo de hotel. El personal del servicio de descubierta o “turn down service” de tarde/noche, muy bien en general, si bien hubo algún descuido como olvido de reposición de toallas húmedas. El de arreglo de habitaciones por la mañana, perfecto. Preciosa piscina en el subsuelo. El equipo de Conserjes y de puerta, muy mejorables, sinceramente. En ambos casos estaban compuestos por personas distraidas, poco atentos a los clientes y, casi siempre, enfrascados en conversaciones personales entre sí. Casi nunca saludaban a los clientes que pasaban delante de ellos o, lo que es peor, casi nunca devolvían el saludo. Presque toujours, excédés, comme tellement de parisiens qui travaillent face au public! Al salir del hotel, nadie nos preguntó si queríamos que nos llevaran las maletas (“trolleys”) y las bolsas de viaje al coche que nos esperaba para llevarnos al aeropuerto. Bien es cierto que no era estrictamente necesario por traterse de equipaje reducido pero esta situación de “jemenfoutisme” es impensable en los citados Ritz o Meurice. En definitiva, un muy buen hotel sin llegar a la excelencia de un “ Palace” según la clasificación hotelera francesa (categoría máxima, que ostenta). Debería prestars