Usuario invitado
31 de enero de 2023
Cualquier cosa que pudiera contar, y la lista es bien larga, se quedaría corta con la realidad vivida en la celebración de la boda. Empezamos a comer la escasa comida que empezaba a llegar a las 5 de la tarde. Y cada mesa en absoluto destiempo pasada más de una hora de estar sentados. Sin bebida. Sin pan. Sin nadie que organizara ese salón. La directora desaparecida. Los camareros desubicados, sin saber ni tener qué servir. La gente acudiendo a la mini barra a por bebida. No sacaron todos los entrantes que aparecían en la minuta. Nuestro arroz fue servido en una comunión que también se celebraba a la vez pasadas las 6 de la tarde. Los camareros cogían con la mano los cubitos que enfriaban las botellas de vino y los ponían en los vasos de los refrescos. Sin comer y sin atrevernos a beber un refresco visto de donde aparecían los cubitos… La organizadora estaba convencida de que lo estaba haciendo bien. Primero desaparecida y luego hablando con soberbia. Siempre con una malísima actitud y con la negativa de poner solución a un caos que empezó ya en la semana previa al evento “ ¿Os hemos sacado de comer no?” Me dice… faltaría más! La boda se celebraba con una comida. Eso si, un trozo de jamon y otro de queso. Una cucharada de tartar. Un canelón reseco (los del cole están infinitamente mejor) y una montaña de arroz empastrado (el que debían haber servido en la comunión) que desanimaba a cualquiera por mucha hambre que tuviéramos. 4 postres para 7 que éramos en la mesa. Sin cafés… sin licores… cada mesa tenía un tipo de comida… Eso fue el resumen del menú de la boda. Cabe añadir que todo fue a malas. A gritos… y que el mismo día de la boda estaban comprando copas porque no tenían. Mi servicio de mesa estaba formado por tres cuberterías diferentes. No habían platos suficientes y pusieron dos vajillas para completar. Cuando unos novios están nerviosos por su boda, temen que algo pueda salir mal. Pero el consuelo es que los invitados no se dan cuenta. No saben que es lo que hay y no hay contratado. Por lo que todo fluye. Pero en este caso, parecía sacado de un programa de esos de bromas. Si nos hubieran dicho de hacer una lista de desastres que podrían pasar antes del evento, nos hubiéramos quedado cortos. A veces, las cosas no salen como uno espera. Pero lo realmente indignante fue la pésima actitud de la directora del hotel y del empleado de mantenimiento. Vergonzoso. Solo esperamos que nadie tenga la ocurrencia de celebrar o pasar siquiera un tiempo allí. Seguramente, seguirán pidiendo el pago del 100% por anticipado y en efectivo. Lamentablemente lamentable. Cierren este antro de estafadores ya!!!!!!