Una experiencia nefasta en este hotel. Necesita una reforma. Las vistas de la habitación daban como a una nave industrial. Las paredes son de papel y se oye todo. La limpieza, horrible. La taza tenía una gota de orín reseco al entrar en la habitación. En recepción tardaron como 5 minutos en atendernos porque la recepcionista estaba hablando dentro con una compañera del servicio de limpieza y no se percató de que estábamos esperando. Nos ofreció implementar el desayuno (la reserva era de SA) por 10 € por adulto. Dada la poca variedad del mismo nos resultó carísimo. Por 20 € hubiéramos desayunado mucho mejor en cualquier bar. Éramos 3, pero dejaron sólo 2 toallas. En la cena, en la cafetería, la calidad de la comida, horrible. Según nos dijeron, porque lo están retirando para dejar sólo bufé libre. El camarero, eso sí, muy amable. Como ejemplo nos ofrecieron (de vivo a voz porque ni carta física ni online tienen) croquetas de hamburguesa. En mi vida las había oído. En fin, un desastre al que no volveremos.