Usuario invitado
18 de agosto de 2022
Cuento nuestra horrible experiencia. Aunque informan de que su horario de apertura es las 15h00, el día de nuestra reserva no abrieron hasta las 17h00. ¡Dos horas de retraso! En la puerta, conocimos a un matrimonio de Sevilla que llevaban allí sentados en un banco dos horas y que decían desesperados que estaban cansados de llamar al teléfono de atención al cliente del hostel sin que atendieran a las llamadas. Nosotros mismos habíamos dejado un mensaje sobre las 13h00, confirmando nuestra llegada, en el "contestador inteligente" que te salta cuando llamas. Y tengo que decir que abrieron a las 17h00 porque yo, que tenía nuestra reserva hecha a través de Booking, escribí un email a través de la app y al cual atendieron. En este email yo exponía que estábamos cansados de esperar en la puerta, que tenían que haber abierto ya hacía ya dos horas, y que éramos todos caminantes que estábamos haciendo el camino de Santiago y estábamos agotados. Una empleada del bar de al lado nos dijo que los de Shiku eran unos informales, y que lo mismo abrían a las 3, que a las 4 que a las 6 de la tarde. Cuando por fin se abrió la puerta, apareció allí la encargada. Su aspecto ojeroso, despeinado y desaliñado, más que dejado, con un pantalón más bien de pijama que le dejaba las bragas a la vista, desde luego, no era el que debe de tener una persona que atiende al público y que se preocupe por dar una primera buena impresión. El señor del matrimonio sevillano fue el primero en quej**** por las dos horas de retraso y la falta de atención telefónica. A esto, la encargada respondió con toda su cara dura que, si llamamos al teléfono, ellos responden siempre, que no sabía qué había pasado. El señor dijo que un trato así era inadmisible, y que le iba a poner un comentario en las redes negativo para avisar a futuros clientes de su negocio de la desfachatez del trato recibido. El matrimonio subió y entramos nosotros, mi: pareja y yo con nuestra perrita. Viajar con un animal no deja mucho margen para la improvisación. Pocos establecimientos te acogen hoy en día desgraciadamente, en mi opinión, si viajas con mascota. Por eso yo me había asegurado de reservar un lugar en cada una de nuestras paradas a lo largo del camino. Dije a la encargada que quería renegociar nuestra reserva: 56 € por un cuarto con tres camas sin baño. Y que si no era posible tener un cuarto con solo dos camas algo más barato. Dijo que no era negociable. Le dije que podía tener la atención de reducirnos 10 € por las molestias ocasionadas después de abrir el check in con dos horas de atraso y no a tender a las muchas llamadas. La encargada dijo que, si no estábamos de acuerdo, que cancelásemos la reserva. Le dije que no era mi voluntad cancelar, que estábamos destruidos por la marcha de ese día que fue especialmente larga y difícil, pero que quería ejercer mi derecho como consumidor y poner una reclamación. Ella dijo que nos fuésemos, que nos cancelaba la reserva porque se reservaba el derecho de admisión de la m