Hotel Luz del Mar

Estuvimos de vacaciones por Tenerife durante el puente de todos los Santos y mientras visitábamos la conocida como isla baja topamos con este hotel y vimos que tenía un restaurante al cual se podía entrar sin tener que estar hospedado en dicho hotel. Decidimos entrar a cenar ya que se nos hacía tarde para llegar a nuestro hotel que estaba ubicado en zona sur. El personal de sala muy amable, aunque había uno de los camareros que echaba un tufo a perfume que tiraba para detrás y era incluso hasta molesto y desagradable. Capitulo aparte se merece la comida, sin más. Papas arrugadas con mojos que tenían pinta de ser recalentadas en el microondas y además de llevar hechas varios días. Ceviche de atún, sin más, planísimo, se salvaba por el sorbete de fruta de la pasión. El último plato que pedimos fue una presa ibérica pasadísima del punto que pedimos aunque decidimos comerla ya que era un poco tarde y no fastidiar a la cocina. Con tal desilusión ni postre pedimos. La carta de vinos, que tanto a mi pareja como yo, nos encanta, nos pareció pobre y con un personal el cual por lo que vi no sabía del tema. Ni volvería ni lo recomendaría.

Muy buen lugar para desconectar. El trato de su personal inmejorable. Atentos serviciales, todo muy limpio. Con un pequeño gimnasio enfrente de la piscina que es una delicia. Pero lo mejor de todo su excelente cocina, salvo en los desayunos, algo escasa.

Cuando hice la reserva en este hotel, lo hice con la intención de estar en un lugar tranquilo, donde pudiera descansar y desconectar unos días y la verdad es que di con el sitio adecuado. A pesar de que habían muchas habitaciones ocupadas, no se escuchaba ningún ruido. Las habitaciones de este hotel son como si fuesen pequeños adosados, estilo bungalow, muy bonitos, cómodos, bien distribuidos, de diferentes tamaños y cerca de la playa (para los que quieran disfrutar del mar). Un bonito lugar. Las habitación tienen un pequeño friegaplatos, cubiertos, vasos, tazas y un microonda. Todo ello dentro de una especie de un espacio que al cerrar sus puertas da la sensación de que es un armario. El hotel tiene piscina, muy limpia y bien cuidada. Un pequeño espacio destinado a un juego que se llama Petanca (un juego de bolas), masajes, sauna y organizan senderismo guiado y excursiones en Bicicletas de montaña y en barco, para ver las ballenas y delfines. En las inmediaciones del hotel, según la información que me ofrecieron, hay dos canchas de tenis, para los amantes de este deporte. Sin embargo, lo mejor que tiene este hotel, es su personal. Absolutamente todos son super amables (recepcionistas, camareros, personal de mantenimiento). Al principio pensé nombrar explícitamente a alguno de ellos y por eso tomé nota de sus nombres, pero la verdad, no sería justo, porque todos con los que hablé fueron muy agradables y resolutivos. La segunda noche de mi estancia, tuve un pequeño problema en mi habitación (ajeno al hotel) y el recepcionista me cambió rápidamente de habitación, a pesar de la hora, ya que era pasada las 23:00 Hs. El desayuno no tiene nada de especial, es sencillo, como en muchos otros hoteles, pero tienen un buen café ;) En cuanto al restaurante, tienes bien donde elegir. Yo sólo comí un día y la verdad es que me gustó mucho, tanto los calamares, como el postre (tarta de arroz con leche), estaban muy buenos y sus precios son razonables. En fin, que si quieres relajarte y pasar un fin de semana con tranquilidad, este es tu sitio, Eso sí, si quieres pasear por el pueblo o ir a algún lugar céntrico, de tiendas o algo similar, vete con coche, a menos que te guste mucho caminar, ya que cerca del hotel no hay gran cosa que ver o que hacer.