Este hotel se hace llamar un resort, sin embargo le falta mucho para ello. Nuestra habitación 404 había casuals de Nespresso pero sin la máquina, para entregarla pasaron dos días. Teníamos que andar pidiendo agua y toallas que no habían dejado. Para room service que según es las 24 horas hablábamos a las 7:30 y una chica decía que no aún no había nadie que hasta las 8 am empezaba el servicio. Nos recomendaron masajistas del hotel en la playa de Mantamar, hicimos reservación con Josiel e Ibra, esto incluía una botella de champagne, se pagó el servicio por adelantado quedando arreglado que el Champagne lo dejarían a las 3 pm en la habitación. A las tres horas pasa Ibra diciendo que en la semana entregaría el Champagne, al día siguiente pasa Ibra en la playa diciendo que sin falta ese día a las 3 pm dejaría el champagne en la habitación. Nunca lo dejaron. Es totalmente increíble como estos masajistas se conducen como gangsters, cobran por adelantado y tratan de sacar ventaja de los huéspedes. Cuando vengan a Mantamar nunca pero nunca acepten masaje de estos chicos del hotel, son de esos chicos que te endulzan el oído y te toquetean. Jose el chico de front desk de Mantamarel primer día si nos hizo reservación para lugar en la playa para el día siguiente, para el segundo nos dijo que había que llegar a las 10 para hacer el apartado aunque estuviéramos hospedados en el hotel. Consejo: cuando vengan a Mantamar hagan reservación con Jose y denle propina, solo así les asegurara lugar en la playa, en caso contrario te dirá para el siguiente día que está todo lleno y no hay lugar. La visión pretenciosa de Almar era ambiciosa y original sin embargo se quedaron a la mitad en servicios, selección de personal, capacitación, mantenimiento de instalaciones y atención al huésped.
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