Usuario invitado
18 de diciembre de 2023
Habíamos visitado, desde hace media década, varias veces al año exclusivamente el circuito interior. La apertura de las pozas/cueva exteriores anexas, provocó, junto con el Jubileo lebaniego de la primavera/verano pasada, un boom estival de gentrificación y masificación incontenibles, de ahí que la temporada anterior no viniéramos. Con el (muy agradecido) aletargamiento y cese de la fluencia masiva (fruto de la fiebre por la novedad), nos hemos animado a, no solo realizar ambos itinerarios termolúdicos, sino también a alojarnos y disfrutar de las instalaciones a todo nivel. La habitación "con vistas" a la montaña, orientaba su velux a la falda derecha (viniendo desde Panes) del macizo calcáreo y cuarcítico del desfiladero, con el arrullo del Deva surcando su curso medio entre las urgencias kársticas y unas apremiantes obras de remodelación y ensanchamiento del tramo, al Extremo Oriente de Picos de Europa. Toallas, comodidad, calor, espacio funcional, con doble piso, amenidad, ergonomía...Un diseño entre rústico y técnico. En el desayuno, variedad parca, precaria para un cuatro estrellas: ningún yogurt desnatado, ni rastro o intuición oportunista de quesos locales (y la comarca es prolífica en ellos, quizás la que más de la región), bollería y confitería industrial a raudales (berlinas, donut, bizcocho, mufflins, napolitana, croissant, galletas, corbatas de Junquera, "sobao pasiego", etc.) y una suculenta "muestra" que constata lo que podría ser y, de hecho, no es: membrillo, huevo cocido, melón, kiwi, cereales variados (muesli, con flakes, chocapic, orejones, ciruelas pasas, arándanos, copos de avena, avellana, semillas de chía y amapola, etc.) zumos (manzana, piña, tropical y naranja) amplia gama de tés e infusiones con un set de Lipton, así como mermeladas y confituras de dos marcas (bravo por la de pimiento, espectacular) y miel de producción local. Personal atento, dispuesto, amable en todas las instalaciones del alojamiento, desde el balneario, recepción, comedor, cafetería, etc. El único fallo (y percance): el gimnasio. Húmedo, frío helador, goteras, condensación, filtraciones. Las máquinas de treadmill tenían agua por filtración y la gotera todo el rato cayéndome justo en la playera (era gracioso pero incómodo) Por lo demás, lo recomiendo mucho. Necesita reforma acuciantes, genéricas y estructurales, pero es un lugar agradable con una ubicación inmejorable y, además, sirve de zona de paso y descanso para incorporar el deporte de montaña al viaje/escapada.