Jorgesdb
7 de junio de 2021
Estuvimos a primeros de septiembre de 2018, fuimos dos familias con niños pequeños. Nos alojamos en una casa doble, cada familia tenia la suya propia, pero conectadas por una zona comun. estaba ubicada en lo mas alto del hotel. No teniamos vistas al mar, pero, estuvo estupendo. El trato es de auténtico lujo, lo que se espera del lujo del sudeste asiatico. Tienes tu propio asistente, que nos asesoró fenomenalmente. Las villas tenian su propia piscina, y tenias ducha exterior o interior. Los niños dormían escaleras arriba, Estaban encantados de tener su propia habitacion para ellos. El desyuno era espectacular, con muchas cosas saludables. La piscina infinita del hotel se puede reservar para uno mismo, y las vistas sobre las rocas de delante, recuerdan a la famosa bahía de Vietnam. Te desplazas en buggi electrico, tipo golf. Existen infinidad de tratamientos de masaje a realizar. El gimnasio es super completo, y con vistas a la selva. Y encima tiene una zona exterior donde se hace yogas y otras actividades relajantes. Existe cine al aire libre, donde te dan palomitas y una manta. Como en el hotel no hay muchos niños, no hay problemas de espacio. El propio hotel organiza excursiones privadas por las islas de enfrente. En septiembre, nos llovió algun dia, pero solo un rato. El agua esta mas turbia, pero compensa poder ver las islas casi sin gente. Ha sido una experiencia increible. Y por el precio de temporada baja que pagamos, no encuentras nada igual en europa o en el indico.