La situación es magnífica, casi en el centro de la bahía, junto al O Beach Club –referente mundial discotequero, cuyas sesiones comienzan a las 13 h. y finalizan a las 23 h., y en el que se puede disfrutar de un ambiente bastante selecto, con buenos espectáculos-, y a dos kilómetros andando del Café del Mar o del Mambo. Dispone de una buena zona para tomar el sol, con hamacas viejas pero cómodas, y dos piscinas. Buenas toallas, que facilitan gratamente, sin fianzas ni pegas. También dispone de gym. La atención es magnífica por parte de todo el personal. Siguiendo mi norma personal, no destacaré a nadie en particular para no hacer ningún feo a los demás, pero sí es cierto que en el departamento de recepción lo bordan. Todo mi ánimo y felicitación para que prosigan en esa línea. El desayuno supone una muy grata sorpresa, ya que no es bufete, sino a la carta, servido en mesa. Hay distintas variedades –inglés, español, americano, campeón, nórdico, etc.- de buena calidad en sus productos, y con la particularidad de que se puede repetir. Cafés de cafetera –no de máquinas- bien hechos, algo de repostería, fruta, … Falla que el zumo de naranja no es natural, pero no está mal el que facilitan. Salvo los naturales, de los mejores que he tomado. Y un aspecto a destacar para los poco madrugadores: sirven desayunos hasta las 12 del mediodía. Habitaciones: como en cualquier hotel depende mucho su situación, tamaño, etc. En general están bien, muchas de ellas con buenas vistas a la bahía, las suites disponen de dos televisores, uno en la habitación y otra en el salón, hay caja fuerte gratuita con capacidad para ordenador de 15”, baño de medidas generosas con plato ducha muy cómodo y que no resbala, lencería acorde a la categoría del hotel, colchones muy cómodos y por parte del personal siempre dispuestos a atender cualquier necesidad del cliente. Y ¡oh! grata sorpresa: a pesar de lo que en un primer momento se pueda pensar, ni un ruido por las noches, ni una voz más alta que otra. Descanso total. Limpieza: todo el hotel está muy limpio, si bien es cierto que en lo que respecta al servicio de habitaciones se detecta un cierto descontrol quizás debido a usos de la clientela del hotel –quizás trasnochadora y poco madrugadora- o por falta de personal. Es posible encontrar a las tres, a las cuatro de la tarde, … la habitación sin hacer. Es el único “pero” que le he encontrado al hotel, y que claro, cuando se aproxima la hora de salida del personal de habitaciones, las cinco de la tarde, y quedan varias por hacer, las susodichas se hacen como se hacen. ¿Recomendable? Totalmente.
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