Usuario invitado
7 de septiembre de 2022
Como en esas populares matrioskas Portugal guarda, dentro de su perla atlántica, que es Madeira, su particular "Bomarzo" representado por la Quinta do jardins do lago. Si se tratara de una hospedería al uso habría ya que reseñarla, pero es en realidad una auténtica bombonera. Una edificación del s. XVIII que siendo la residencia del General William Carr Beresford durante las guerras napoleónicas ha devenido en un magnífico hotel con encanto, encontrando así su verdadera vocación lejos de personajes cuarteleros y acogiendo ahora a un público exigente que valora la intimidad, la tranquilidad y servicio de esta Quinta. Habitaciones amplias y confortables. Salones acogedores donde tomar un "Madeira negroni" escuchando el piano. Un restaurante donde, si se selecciona la media pensión absolutamente recomendable, se podrá degustar un menú de cinco platos que qué más quisieran algunos pretenciosos chefs televisivos ofrecer en sus locales. Si uno quiere sumergirse en una atmósfera de la "dolce vita", pero en el verdadero sentido de un bon vivant, este es el lugar. Espacios elegantes, jardines lujuriosos donde pasear al atardecer entre bellas Strelitzias y aromas tropicales, piscina sauna o baño turco animan a quedarse en el establecimiento. Además un servicio atento y cordial sin encorsetamientos le harán su estancia cómoda y agradable. Descubra la isla. Descubra la quinta. Tómese una "poncha" y déjese llevar por un entorno mágico a un universo de ensueño por los paisajes, las gentes y la cadencia de Madeira. !Feliz estancia!.