Es un hotel con una ubicación estupenda y las vistas desde la habitación son realmente preciosas. El hecho de que tenga cristal en la terraza produce el efecto de que estas encima del mar, como en el camarote de un barco.
La habitación es cómoda y limpia. Quizá la habitación para cuatro (dos adultos y dos niños) era un poco justa de tamaño cuando el sofá-cama estaba desplegado, para salir a la terraza, pero por lo demás muy bien.
Tiene cocinita con nevera y menaje.
La atención del personal estupenda, nos aconsejó excursiones, visitas, restaurantes y nos acompañó incluso al parking a la salida para no hacernos volver a dejar la tarjeta.
Un sitio para recomendar.