Hoteles cerca del Jardim do Lago, Covilhã

Localización, atención y restaurante excelente, pero la estructura del hotel, en particular la habitación bastante antigua y ruidosa, en relación al desayuno tiene alguna variedad pero no se descansan regularmente.

Es un hotel excepcional, con unas instalaciones excepcionales. La zona de piscinas es una pasada. Las habitaciones y las zonas comunes están muy bien decoradas. El personal habla castellano y son muy amables. El desayuno muy variado. En fin, que estuve dos noches y me hubiera gustado alargarlo.

Muy buena atención en el check in, habitación normal, desayuno fantástico sin nada apuntar, restaurante con muy buena calidad, super servicio de bar de piscina , un animador siempre atento, divertido, Agua Gim, música en vivo algunas tardes y para terminar la noche de discoteca para bailar y relajarse.

Hotel situado en el valle del Zêzere, la zona más fresca de Manteigas, si vas en verano. Con todo lo esperado en un H.****, con un ”staff” cualificado. Si no vas con niños, te ofrecen la habitación en la fachada Este, que te evita ruidos (lo normal) de niños en piscina, aunque las ventanas aislan perfectamente. Las vistas a Manteigas son relajantes desde la terraza. De noche, oyes el murmullo del agua cayendo por la ladera Este, que nutre los bancales en escalera de la pequeña piscifactoria de truchas, y al amanecer ves aves zancudas intentado pescar alguna. Recomendable.

Disfrutamos de una amplia y luminosa habitación con una pequeña terraza y un buen baño. Pero, pero se notaba la falta de mantenimiento y esos pequeños detalles. Por ejemplo, las mesitas de noche, fijas, distaban más de medio metro de la cama, lo que las hacía poco prácticas; lo mismo que los rspectivos puntos de luz (a pesar de su brazo flexible): probablemente ahí hubo en otro tiempo una cama más ancha o dos paraleas. En el baño, el portarrollos basculaba continuamente y dejaba caer al suelo el cilindro de papel higiénico, y el primer día el dispensador de gel de la ducha estaba casi vacío (con la consiguiente molestia de salir mojado de la ducha, buscar el jaboncillo del lavabo...). Un cierto ruido inundaba nuestra habitación a última hora de la tarde; un día incluso cuando ya nos metíamos en la cama. Avisamos a recepción, subió una señorita y el ruido cesó. Hay que mencionar el desayuno. El primer día no dispusimos de bufet; nos atendió una de las señoritas de recepción que, con antelación, nos había preguntado si queríamos huevos, salchichas... Los demás días el bufet ofrecía huevos revueltos, salchichas y champiñones, todo frío: el receptáculo metálico que los contenía tenía apagado el mechero (¿?). En fin, son solo detalles dentro de una agradable estancia en un buen establecimiento. Hay que destacar la muy buena atención recibida por el personal, tanto de las mujeres de recepción como de los hombres del comedor. Siempre dispuestos a facilitar información y resolver dudas y problemas. Es obligado citar la muy loable fórmula de ofrecer a los clientes un menú (dos primeros y dos segundos a elegir, entrante y café) por 11 €.

Pasamos un fin de semana allí en el mes de junio y nos encanto. Han integrado perfectamente el antiguo convento en este nuevo hotel. Habitaciones amplias, decoradas con mucho gusto, camas muy cómodas. Las zonas comunes igualmente preciosas. El desayuno lo eliges el día anterior a través de su APP (esto no sé si es por el tema del COVID), todo está muy bueno y son productos de calidad. En cuanto al restaurante, tuvimos un percance ya que hubo una gran tormenta el sábado por la noche y se fue la luz de todo el hotel, por lo que nos pudieron ofrecer únicamente lo que tenían en la carta que no requería cocina. Es una buena excusa para volver a este maravilloso y tranquilo hotel.

Acabamos de llegar a casa y ya estamos deseando volver. El hotel es estupendo… tranquilo, acogedor y limpio. El trato del personal es impecable, siempre tratando de que la estancia sea lo más cómoda posible. Las instalaciones están muy bien cuidadas y no les falta detalle. En las estancias en las villas el desayuno se sirve en la propia casa, en una cesta que trae a la puerta la de la villa el personal del hotel, a la hora convenida. El desayuno es muy abundante, variado y con productos de calidad. Nuestro perro Ron ha estado feliz, igual que nosotros. La Sierra de la Estrella es una maravilla, por cierto. Nos quedamos con ganas de visitar el spa por falta de tiempo, así que ya tenemos excusa para volver. Lo recomendamos al 100%.

¡Excelente alojamiento, con una excelente ubicación y vistas! ¡Primera la simpatía, atención y disponibilidad en la acogida y en el acompañamiento. ¡Un ambiente agradable y muy cómodo! ¡El ser en la sala de la casa implica momentos extraordinarios! ¡El desayuno es muy bueno, con productos regionales!