Usuario invitado
13 de septiembre de 2023
Es la segunda vez que venimos a este hotel y la segunda experiencia está siendo mejor, si cabe, que la primera. Desde el momento en que atravesamos la puerta nos hemos sentido en casa. Te reciben con la mejor de las sonrisas, pero no solo en recepción, las camareras de piso, la relaciones públicas, que ha tenido un gran detalle con nosotros el primer día. Mención especial a nuestro camarero Abdul, él sí que es el camarero de las mil sonrisas, también a Pedro, el maitre, que nos llena de detalles continuamente El resto del personal, Lucas, Aldo, Begoña, Eva (que está empezando tímidamente) Yeizel, al que estamos conociendo ahora, no podría elegir porque todos son simpatiquísimos, agradables y se nota que realmente sienten el mantra que repiten continuamente: "Oh my God, I LOVE my job" Seguimos aquí, con ganas de más, en la habitación 721, cómoda y confortable y seguro que repetiremos. Podría seguir escribiendo cosas buenas, pero no le harían justicia, con respecto a cómo nos hacen sentir... Oh my God, I LOVE this Hotel!