Usuario invitado
27 de agosto de 2021
Hubo un cambio de destino en las vacaciones y terminamos en Burgos. 24 de agosto, todo lleno, llegamos a este hotel y tenía habitaciones libres, único motivo por el que no buscamos más. Nada más entrar por la puerta y comenzar a hablar con la chica de recepción, empieza a escuch**** una bronca a gritos del dueño del hotel a una empleada, en pleno pasillo de la entrada y siendo completamente consciente de que había clientes. Ya para empezar la imagen que da buena no es. Las paredes de las habitaciones son un poquito de papel, las ventanas en el primer piso daban a un patio interior y no se pueden dejar abiertas porque puedes salir por ellas y meterte en otra habitación, además no aíslan del ruido (me tocó un vecino cantarín y por la mañana los gritos del dueño no se hicieron esperar). En el baño ni amenities ni nada: un dispensador de jabón en la ducha y para de contar. Por supuesto secador de pelo inexistente, y tampoco vas a encontrar mucho sitio donde dejar el neceser sin que estorbe. El desayuno no está incluído, cuesta 6€ por persona y ofrecen poca cosa. No tienen cocina ni servicio de restaurante. Para lo poco que es, no merece la pena pagar sus precios, ni por la ubicación porque sigue habiendo más hoteles en el mismo centro de la ciudad. Buscad otro hotel y será mejor.