Usuario invitado
27 de febrero de 2023
Hemos pasado las Navidades mi marido y yo en este hotel, por segunda vez. La primera vez fueron las Navidades de 2019 , justo tres meses antes de la pandemia. Dejamos pasar dos años, por el miedo y precaución, así que este año retomamos nuestros viajes navideños. Primero, la subida increíble de precio, al rededor de un 40% en la estancia y luego exactamente el doble en el estacionamiento de nuestro coche, asunto que suplimos dejándolo en un parking público a 200 metros a 9,00€ al día , en vez de 20€. La ubicación del hotel, inmejorable. La habitación ya la conocíamos, además de pedirla. El personal del comedor, encabezado por Alicia, y seguido por Asunción, Agustín, Silvia y todos los demás han intentado hacernos la vida agradable. Todo lo demás, un horror. Se supone que es un hotel de cuatro estrellas, y vas buscando tranquilidad y actividades programadas. Nosotros teníamos la reserva hecha desde el mes de Mayo. Lo que no puede ser, es que el hotel se convierta en una residencia de estudiantes, a partir del 1 de Enero,ya que acogió a dos selecciones mixtas de balonmano sub 18, con todo lo que ello conlleva: comportamiento en las zonas comunes, en el comedor, por no hablar del cambio de calidad en los servicios. Evidentemente, a mí no me bajaron el precio de mi habitación y me imagino que a las selecciones no les cobraron lo que nos cobraron a nosotros. Y así salimos perdiendo mi marido y yo en la calidad del bienestar . Conclusión, y dado el trato tan antipático por parte de la recepción, seguramente no volveremos. Y lo siento, por las cualidades que he dicho al principio. Mediocridad a precio de lujo.