Usuario invitado
9 de abril de 2022
Cuando llegamos al hotel ya nos dió una impresión denigrante, las banderas que ondean rotas y desilachadas, unas banderas nuevas cuestan muy poco y no daría la imagen de dejadez, el vestíbulo y recepción dice mucho de lo que fue en sus mejores años : una bonita escalera y baranda preciosa, nos dieron una habitación que al entrar había un fuerte olor a tabaco, la recepcionista, muy amable nos ofreció otra habitación,las habitaciones igual, con la necesidad de reforma , ahora está prohibido fumar pero ya sabemos que el penetrante olor del tabaco impregna muebles, paredes, cortinas etc de años atrás, el hotel necesita una reforma sin perder su estilo, la moqueta en los pasillos atrae suciedad, en fin una estancia de 3 días que no acabas de estar cómoda, del restaurante no puedo opinar, solo desayunabamos y bien